100 g de harina
70 g de manteca fría
70 g de azúcar rubia
30 g de almendras o nueces picadas (opcional)
Preparación
Preparar la masa base: mezclá la harina con el azúcar y la sal. Agregá la manteca fría en cubos y desmenuzala con los dedos hasta obtener una textura arenosa. Incorporá el huevo y la vainilla; uní sin amasar demasiado.
Formá un bollo, envolvelo en film y llevá a la heladera 30 minutos.
Estirá la masa y cubrí con ella una tartera o molde desmontable (de unos 24 cm). Pinchá la base con un tenedor y llevá al freezer 10 minutos.
Horneá a 180 °C durante 10 minutos para que se precocine.
Preparar las manzanas: en una sartén grande, derretí la manteca con el azúcar y la canela. Agregá las manzanas y cociná a fuego medio 8 a 10 minutos, hasta que estén tiernas y apenas doradas. Incorporá el licor (o jugo) y cociná 2 minutos más hasta que se evapore el alcohol. Dejá enfriar.
Preparar el relleno cremoso: en un bol, batí el queso crema con el azúcar hasta que quede liso. Agregá los huevos de a uno, la crema de leche, la maicena y la ralladura de cítricos. Mezclá hasta lograr una crema homogénea.
Preparar el crumble: mezclá la harina con el azúcar y la manteca fría en cubos. Frotá con los dedos hasta obtener grumos irregulares. Podés sumar las nueces o almendras picadas.
Armar la tarta: volcá las manzanas cocidas sobre la base precocida y acomodalas parejo.
Verté encima la mezcla cremosa de queso y crema, cubriendo las manzanas por completo.
Espolvoreá con el crumble, distribuyéndolo sin presionar.
Llevá al horno a 180 °C durante 40 a 45 minutos, hasta que la superficie esté dorada y el centro apenas firme.
Dejá enfriar completamente antes de desmoldar.
Tips y consejos:
Si querés un sabor más especiado, podés agregar una pizca de nuez moscada o clavo a las manzanas.
La crema del relleno se puede reemplazar por yogur natural si buscás una versión más liviana.
Guardala en heladera; se conserva perfecta por hasta 4 días.
Servila fría, espolvoreada con azúcar impalpable o acompañada con una cucharada de crema batida.
Para un toque extra, agregá un puñado de pasas remojadas en ron junto con las manzanas.
Dorada, fragante y con ese contraste entre lo crujiente y lo cremoso, esta tarta de manzanas con crumble es una de esas recetas que siempre hacen quedar bien.
Ideal para compartir con un café o como postre casero de lujo.